lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando la espera se hace eterna.

Parece que no, pero después de haber tenido dos Grandes Premios seguidos, Jerez y Estoril, esperar dos semanas hasta el Gran Premio de Francia... se hace eterno. Son 15 días (en realidad son menos, porque desde la carrera de Portugal hasta los primeros libres de Le Mans, hay menos, pero el redondeo es un arte de fácil empleo) que pasan lenta y dolorosamente.

Porque yo pienso, ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¿Para merecerme dos semanas sin el rugir de los motores? Yo no he hecho nada, lo juro. Y claro, aquí estamos, intentado recordar los más de 150 días que esperamos desde la última carrera del 2011 hasta la primera del 2012, que esa espera sí que tiene mérito, consolándonos como podemos. Que al pensar en esos más de cinco meses, desde noviembre hasta abril, dos semanas no parecen tanto... pero el mono de carreras no te lo quita nadie.

Ahora que ya ha empezado la semana de Le Mans, que solo quedan tres días para los primeros libres... todo parece más bonito. Así que ya no queda nada para volver a escuchar a esas pequeñas grandes máquinas de dos ruedas.

Mención a parte merecen las otras dos semanas que nos esperan entre Le Mans y Montmeló... ya tienen mala leche estos de Dorna confeccionando el calendario, ¿que no saben lo que son dos semanas para nosotros, los moteros? Ya les vale. Aunque, en mi caso, espero que esas dos semanas sean especiales... que sean la espera para Montmeló, sí, pero una espera fuera de lo común, una espera para asistir a Montmeló. Yo sé que lo voy a intentar, porque es un GP especial para los pilotos que admiro y... ¡qué leches!... ¡QUIERO IR!

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