lunes, 28 de mayo de 2012

De un "intentar" a un "conseguir".

Mi última entrada, contando una de mis aventuras para ver a Aleix, terminó así: "Para terminar, me despedí de Aleix y le dije que intentaré ir a Montmeló. Todo sea por apoyar a una persona especial, para mí y para todo el mundo, porque el que es especial, no deja de serlo jamás. Y él es MUY especial."

A día de hoy, ese intentar ir a Montmeló es un... voy a ir a Montmeló. He tenido suerte, me ha tocado un concurso, sí. Pero no creo que haya mucha gente que como yo, haya participado en cerca de 15 concursos/sorteos. La suerte de este sorteo, sumada a la suerte que tuve cuando le vi el jueves pasado, me hace pensar que cuando se acabe mi racha, algo irá mal. Pero de momento, disfrutemos el momento...

... y sobre todo, disfrutemos lo que se viene dentro de cuatro días. GP de Catalunya. Circuit de Montmeló. Podría decir mil cosas que me gustaría hacer en la vida, e ir allí es una de ellas, seguro. Se cumplirá dentro de tan poco tiempo que ni si quiera me parece real. No me puedo creer que al final me vaya al GP de casa, a su GP, a la carrera en la que mis pilotos favoritos se dejan el alma más que nunca. Pero sí, parece que me iré...

Próxima parada: Gran Premi Aperol de Catalunya.

jueves, 24 de mayo de 2012

Una mañana inesperadamente especial.

Noche del miércoles 23 de mayo de 2012. Me entero de que Aleix Espargaró, que si no sabéis lo que significa para mí, es que no me conocéis absolutamente nada, viene a Madrid. A una feria en Ifema, donde participa Power Electronics. "No puedes ir, Carmen, no te da tiempo", me digo a mí misma. Eran las 10 y media de la noche. Un rato después, tras haberle preguntado al propio Aleix la hora a la que estaría por la feria mediante un tweet, me lo pienso mejor. Acabé yendo.

Resulta que yo tenía médico por la mañana, a las 10. Que era justo la hora a la que abrían la feria y a la que Aleix me dijo que estaría por allí, por eso lo de "No me da tiempo". Pero mi padre me dijo que él iría por mí al médico, que fuese a la feria  a ver a Aleix... dicho y hecho. Esta mañana a las 7.30 estaba despierta para prepararme e irme a Ifema. Locura de Caar para ver a Aleix, volumen II (el Volumen I fue un intento fallido de verle en el aeropuerto, por cierto).

Después de los preparativos varios y comprobaciones de que lo llevo todo, salgo de casa a las 9 de la mañana. Dirección a la estación de Renfe. Me esperaba un viaje tranquilo por la hora que es, para nada hora punta, aunque algo largo. En tren hasta Atocha, luego cambio de andén y a Nuevos Ministerios, y de allí en Metro hasta Campo de las Naciones. Algo más de una hora que se presumía fácil. Fácil y tranquilo hasta que al llegar a la estación de Nuevos Ministerios e ir a la máquina para sacar el billete de Metro... me encuentro con que no tengo el monedero. Adiós Aleix, pensé. "Sigamos intentándolo", me vino a la mente justo después. Tras llamar a mi madre y darle el disgusto de turno, pregunté a una señora de seguridad que qué podía hacer... y ella más ancha que pancha, me dijo que me colara en el Metro. Eso hice. Colarme. Si total, eran cuatro estaciones.

Después de una ilegalidad permitida (¡me lo dijo la de seguridad!), llegué a Ifema (en el culo del mundo respecto de mi casa, por cierto) y empecé a agobiarme. Eso es enorme. Entré por donde pude y pregunté. Más o menos, preguntando a quien veía por allí, me fui guiando. Tenía que coger un autobús gratuito (MENOS MAL, porque no llevaba ni un duro) e irme a la otra punta del recinto. Una vez allí, tenía que registrarme para entrar a "Genera", que es el nombre de la feria. "Entrada: 20€". Mi vida entera. Me quedo sin verle. Con toda mi suerte, topé con un chico muy majo en la zona de registro, que no me cobró ni un euro cuando le dije que me habían robado. Bendito sea. Me dio el pase y me dijo que "ten cuidado para otras veces, que hay ferias muy estrictas y no podríamos hacer estas cosas". Yo, tras darle las gracias como cien millones de veces, pensé que eso me daba igual, a saber cuándo vuelvo por allí.

Ya con mi pase (ilegal, como cuando me había colado en el Metro), entré a la feria. Me fui en busca del stand de Power Electronics y... ¡¡¡Aleix!!! "Joder, lo que me ha costado llegar hasta aquí", pensé. Estuve un rato hablando con él y contándole lo que me había pasado con el monedero, a lo que él respondió dándome 10€ para volver. Le dije que 1,50€, que es lo que cuesta el billete de Metro... pero nada. Él es así. Enormidad se le queda tan corto... También le enseñé mi tatuaje. No puedo describiros su reacción, pero su cara lo decía todo. Ahora estoy más que orgullosa de poder decir que le llevaré siempre conmigo. :)

Mi tatuaje. "When nobody believes in you, believe in yourself".

Y tras estar unos 10 minutos charlando, él se fue a hablar con los directivos que había por allí. Gajes del oficio, lo llaman. ¿Y yo qué hago aquí ahora? Pues empecé a dar vueltas, prácticamente sin levantar la cabeza del iPhone y hablando por Whatsapp, y puedo deciros que aún no sé de qué trataba la feria. Si solo daba vueltas por darlas... siempre terminando en el mismo sitio: en el Stand de Power Electronics. Tras un par de vueltas (alguna más...), opté por quedarme allí al lado. Había un simulador bastante guay de 500cc (compitiendo contra los Criville, Doohan, Abe, Checa...) al que Aleix dio mucho uso, y todo sea dicho, en el que Aleix lo daba todo. ¡Qué pique! Jajajajajaja. Después de mirar embobada cómo lo hacía él y otros chicos que subieron, dije "¿Por qué no probar?" Y me subí. La verdad que es bastante complicado, ¡pero es súper divertido! De hecho me piqué y luego volví a subir... Jajajajaja!

Para terminar, me despedí de Aleix y le dije que intentaré ir a Montmeló. Todo sea por apoyar a una persona especial, para mí y para todo el mundo, porque el que es especial, no deja de serlo jamás. Y él es MUY especial.


PD: Todo esto yo sola. Ahí, a la aventura.

lunes, 21 de mayo de 2012

Un laberinto con salida.

Un laberinto. ¿Y sabéis a qué me ha recordado esta palabra? A los cascos de Valentino Rossi. En los no pocos años que el nueve veces campeón del mundo lleva compitiendo en el Mundial de Motociclismo, Il Dottore ha llevado todo tipo de cascos.


¿No recuerda a un laberinto? Este es de 2001, de la carrera de Sepang. 


Y este otro es del año siguiente, en Suzuka. Parecen iguales si no te fijas, ¿verdad? Como los caminos de un laberinto. Todos rectos, todos terminan contra un muro o en una esquina que te lleva a otro camino, otro camino parecido al que dejaste al cruzar la esquina.

Y así es la vida. Mil caminos que vas a pisar, y otros mil que intentarás andar, pero solo uno es el tuyo. Solo un camino te pertenece. ¿Y cómo sabes cuál es? Búscalo. Como en un laberinto, tienes que buscar la salida que lleve a tu vida, y no la tendrás que buscar una sola vez... ni mucho menos. Cada día es un laberinto que tienes que sortear, con mayor o menor suerte, pero tienes que superarlo.

Rossi sabe bien lo que esto significa. Tras una larga, meritoria y exitosa carrera llena de títulos y victorias, llegó en 2011 a la marca italiana de motos más destacada de todos los tiempos: Ducati. El piloto más grande de todos los tiempos, italiano, en una gran escudería, también italiana. Los ducatistas y los rossistas estaban que no cabían en sí mismos; y los que somos simplemente aficionados al motociclismo, también. Parecía un binomio más que interesante. Pero todo se desvaneció. Todo se fue diluyendo poco a poco. Hasta que en 2011 Rossi sufrió la peor temporada de su carrera, y en 2012 parecía que todo sería igual. Pero algo ha cambiado. El cambio de cilindrada, de 800 a 1000cc, parece haberle sentado bien a la Ducati... y por fin, Rossi ha conseguido subir al podio. ¡La salida del laberinto! Es cierto que ha sido en agua, en una carrera con condiciones bastante inusuales y con un fin de semana bastante extraño en general a espaldas de la carrera. ¿Pero qué más da? Il Dottore luchó en pista. Tuvo que superar a dos Yamahas satélite que normalmente estaban por delante de él, las que llevan Crutchlow (temporadón, por cierto) y Dovizioso, además de pegarse en las dos últimas vueltas con el actual campeón (¡no te vayas!), Casey Stoner. ¿Cuánto tiempo llevábamos sin ver una lucha como esta en MotoGP? ¡También aquí, Vale ha encontrado la salida del laberinto!

En resumen, Valentino ha llegado a la salida de un laberinto que parecía no tenerla. Y además, ha dado una alegría a la categoría reina en general, a una categoría donde las carreras, seamos serios, empezaban a ser preocupantemente soporíferas. ¿Qué tal si Valentino se queda aquí y así nos sigue enseñando cómo salir del laberinto? Grazie, Vale!

lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando la espera se hace eterna.

Parece que no, pero después de haber tenido dos Grandes Premios seguidos, Jerez y Estoril, esperar dos semanas hasta el Gran Premio de Francia... se hace eterno. Son 15 días (en realidad son menos, porque desde la carrera de Portugal hasta los primeros libres de Le Mans, hay menos, pero el redondeo es un arte de fácil empleo) que pasan lenta y dolorosamente.

Porque yo pienso, ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¿Para merecerme dos semanas sin el rugir de los motores? Yo no he hecho nada, lo juro. Y claro, aquí estamos, intentado recordar los más de 150 días que esperamos desde la última carrera del 2011 hasta la primera del 2012, que esa espera sí que tiene mérito, consolándonos como podemos. Que al pensar en esos más de cinco meses, desde noviembre hasta abril, dos semanas no parecen tanto... pero el mono de carreras no te lo quita nadie.

Ahora que ya ha empezado la semana de Le Mans, que solo quedan tres días para los primeros libres... todo parece más bonito. Así que ya no queda nada para volver a escuchar a esas pequeñas grandes máquinas de dos ruedas.

Mención a parte merecen las otras dos semanas que nos esperan entre Le Mans y Montmeló... ya tienen mala leche estos de Dorna confeccionando el calendario, ¿que no saben lo que son dos semanas para nosotros, los moteros? Ya les vale. Aunque, en mi caso, espero que esas dos semanas sean especiales... que sean la espera para Montmeló, sí, pero una espera fuera de lo común, una espera para asistir a Montmeló. Yo sé que lo voy a intentar, porque es un GP especial para los pilotos que admiro y... ¡qué leches!... ¡QUIERO IR!

viernes, 4 de mayo de 2012

Sensación postGP.

Ahora diréis... ¿qué es eso de la sensación post Gran Premio? Pues muy sencillo. Es lo que se siente cuando has estado en un Gran Premio, pero ya no estás; es lo que se siente los días después de ser feliz. Porque sí, mi mayor felicidad, mi máxima sonrisa, mis mejores momentos... siempre serán en un Gran Premio. Nada en el mundo, ni nadie, puede hacerme más feliz. Solo las motos y la gente que forma mi "mundo motero" son capaces de conseguirlo (a parte de mi familia, que a los pobres solo les queda aguantarme).

Y claro, la pregunta obvia que viene ahora es, ¿y qué es eso que se siente después de un Gran Premio? Vacío. Falta de algo. Y ese algo que falta es combustible, gasolina. Porque la gasolina de cualquier persona que ama las motos como si fuesen la única cosa existente en el universo, son los Grandes Premios. El olor a gasolina. El sonido de las motos. Los gritos de la afición. Justo eso es lo que le falta a alguien después de disfrutar las carreras en vivo y en directo. Ese 'algo' que falta se puede intentar describir, pero solo alguien que lo ha sentido sabe con certeza lo que es. No viene en el diccionario, no lo busquéis.

Desde luego puede que yo no sea la persona más indicada para hablar sobre esto, de hecho estoy segura de que no lo soy, puesto que en mi corta y a veces deprimente vida, solo he estado en una carrera del Mundial de Motociclismo. Pero es que esa carrera fue en el Circuito de Jerez (sí, hace una semana y ya me siento como describo aquí, es lo que tiene el mejor Gran Premio del mundo, que deja secuelas), en la catedral del motociclismo español. Fue la primera vez que sentí lo que es vivir las carreras en directo... y además, lo que es cruzarse a los pilotos en scooter por el paddock. Antes de esto, había vivido una carrera muy sufrida en el CEV, tan sufrida que me calé hasta los huesos, y estoy orgullosa de que mi primera experiencia motera fuese en el CEV. Porque allí sentí lo que es el principio, el nacimiento de pequeños futuros campeones. ¿Quién sabe si no presencié cómo rodaba un futuro Kevin Swchantz o un futuro Valentino Rossi? Solo el tiempo, cuando vaya pasando, me dirá algo así. Pero vamos a lo que vamos... Jerez. Mundial. Y con pases de paddock. ¿Qué podía pasar? Pues nada diferente de lo que pasó, porque fue perfecto. Podría destacar miles de cosas, pero destacaré los gritos al ver a Pol Espargaró ganar y las lágrimas al ver a su hermano Aleix quedar como mejor CRT, porque mi corazón además de bombear gasolina, es Espargarín y siempre lo será. Viví millones de milésimas que nunca olvidaré, pero sobre todo ver las carreras a 10 metros de la pista, gritar al unísino con cientos de miles de personas e intentar hacerlo superando al sonido de los motores, cosa completamente imposible, fue un sueño hecho realidad.

Cumplí un sueño, ¡y de qué manera además!, porque no mucha gente puede contar que su primera vez en una carrera del Mundial fue paseando por el paddock. Y además, volví a casa con los guantes de Aleix, los guantes del piloto que más apoyo y qué más intento que reciba el apoyo de sus fans. Adoro ser la forma que tiene la gente de llegar a él, y adoro la cercanía que él tiene con sus fans. Nunca podré estar suficientemente agradecida, solo puedo seguir haciendo todo lo que se me ocurra para demostrarle que tiene gente detrás, gente que le quiere, le apoya y le empuja a cruzar la meta en la mejor posición posible.

Y como no podía ser menos, este post está escrito en pleno GP Estoril, el siguiente después de Jerez, y en el que me encantaría estar, pero que no ha podido ser. Ahora, lo que os puedo asegurar es que esta motera orgullosa de serlo, seguirá llendo a Grandes Premios tantas veces como pueda.

jueves, 3 de mayo de 2012

"La chica sobre dos ruedas"

Así me llamó Rakel hace un par de días vía Facebook. Me quedé con ello, y aquí está el resultado. Hacía tiempo que necesitaba expresar mis pensamientos moteros en algún sitio, de alguna manera. Aunque no los lea nadie, pero yo lo escribiré porque me apetece y lo llevo necesitando hace tiempo.

Esta chica sobre dos ruedas no es que vaya en moto, que no lo hago, sino que siente que va en moto. Porque para ser motero, motera en este caso, e ir sobre dos ruedas, no hace falta que sea literal. Mi vida sí se desarrolla sobre dos ruedas, a tope y sin mirar hacia atrás. Esos pilotos inseguros que giran la cabeza no suelen gustarme. Aunque a veces es necesario mirar para ver qué sucede a tus espaldas, no me gusta recordar el pasado y no suelo arrepentirme de lo que hago, porque lo hecho, hecho está. Recordar los errores sirve para aprender, pero hay que recordarlos, no revivirlos. Lo único que merece la pena revivir son los buenos momentos y los recuerdos más preciosos que haya en tu memoria, eso sí es algo que nunca debe borrarse. Y esa forma de vivir que tengo, sin parar ni un segundo y cogiendo cada tren que se presenta en mi camino, aprovechándolo al máximo, me parece la gran metáfora de mi vida. Vivir a tope, es vivir sobre dos ruedas.

Y si no compartís mi forma de pensar, me temo que jamás seréis capaces de sentir lo que es "ir sobre dos ruedas", y lo siento por vosotros, porque es lo más bonito del mundo.