domingo, 1 de julio de 2012

Aprendiendo de los malos momentos.

Hace dos semanas, escribí contando lo mucho que había disfrutado viendo las carreras de Silverstone, donde Pol ganó y Aleix fue la mejor CRT, tras una bonita lucha con su compañero Randy de Puniet. Pues bien, hoy escribo para expresar todo lo contrario, lo mal que se pasa en un fin de semana en el que ninguno de los dos termina la carrera.

Tres días atrás llegábamos a un nuevo GP, el séptimo, en el Circuito de Assen, Holanda. Se presentaba un GP pasado por agua y complicado. Al final solo se ha cumplido lo segundo, ya que aunque en alguna sesión de libres ha caído alguna gota, en general no ha llovido prácticamente nada, cuando las previsiones eran de lluvia segura.

Durante el jueves, viernes y mañana del sábado las cosas no fueron mal, Pol dominó todos los entrenamientos libres y el Warm Up, aunque la pole position se la quedó Marc Márquez. No había preocupación, Pol se mostró muy fuerte marcando ritmos espectaculares. Aleix, por su parte, estuvo los dos días rodando en los mismos tiempos que su mayor rival, que también es su compañero de equipo, el francés De Puniet. Clasificó por detrás de él en parrilla, pero haciendo una vuelta rápida a tan solo unas milésimas del tiempo que hizo el galo. Así llegaba la hora de la verdad. Las carreras.

Todo empezó bien, en Moto3 Maverick Viñales volvió a demostrar que tiene un talento enorme y que está decidido a ser campeón del mundo. Una carrera entretenida y con un grupo enorme de pilotos, como ya empieza a ser costumbre en la nueva categoría pequeña. Tras esto, llegó Moto2. Márquez y Espargaró, Espargaró y Márquez. Mismos actores que en el resto de pruebas, mismos protagonistas en la lucha por el título... pero esta vez uno de ellos no pudo terminar la escena. En la tercera vuelta, Pol empezó a tirar muy fuerte yendo en cabeza, tan fuerte que, según sus propias palabras, se precipitó. La goma fría, él tirando al límite y un bache en el sitio justo, llevaron a Polyccio a la grava. Se acabó la carrera, casi antes de haber empezado. Con las fuerzas justas y los ojos deshidratados, llegó MotoGP. "Va Aleix, por tu hermano, como en Montmeló", fue lo único que pude pensar antes de prepararme, como en cada Gran Premio, para ver la carrera de MotoGP. ¿Y cómo me preparo? Pues me pongo uno de sus guantes, cruzo los dedos, y me beso el tatuaje. Y a partir de ahí, a sufrir. Porque parece que no se sufre cuando tu piloto aspira a ser 12º, como máximo (si no hay caídas), pero sí se sufre, sí. Se pasa incluso peor que cuando admiras a algún piloto puntero, ya que no tienes información, no sabes nada de cómo le va en carrera... a no ser, que como ha pasado en Assen, tenga algún problema. Porque en este GP, para rematar la faena, el motor de la ART de Aleix ha decidido ponerse en huelga en la vuelta número 14, cuando se ha parado obligando al piloto a abandonar la carrera.

Cuando ocurre esto, cuando tu piloto se cae, siempre es la misma secuencia: gritar, no dar crédito, sentir rabia, y por último, recapacitar. Así cada vez que sucede. Y hoy, por si era poco con uno, se han caído los dos. Dos veces la misma secuencia. Pero esta vez, con el último punto más en profundidad que nunca. Porque todo tiene dos lados: uno malo y uno bueno. Es evidente que hay una parte pésima, que ninguno de los dos pudo acabar la carrera, pero también hay una parte buena. Además de lo mejor, que ninguno de ellos tiene lesión alguna (Aleix, de hecho, no se cayó), lo bueno es que he podido sacar muchísimo aprendizaje de este Gran Premio. He aprendido que ningún piloto es, ni será jamás, inmune a las caídas. Ni si quiera los todo poderosos Casey Stoner o Jorge Lorenzo están exentos de los accidentes, porque son parte de este deporte, parte que es imposible hacer desaparecer por mucho que nos gustara ver las carreras sin ninguna caída, sin esa preocupación. También he comprendido que este deporte tiene algo llamado "lances de carrera", porque las carreras tratan de la lucha al límite entre todos los pilotos por ganar, por llegar los primeros, aunque algunos siempre van a tener más opciones que otros. Y como son muchos, todos al límite, y solo gana uno, nunca pueden evitarse los "piques", que son los ya citados "lances de carrera", a veces más graves, a veces más leves... pero nunca intencionados. Porque otra cosa que he aprendido este fin de semana, es que, como todos los pilotos se juegan la vida de la misma manera, nunca puedes culpar a uno de tirar a otro al suelo. Y mucho menos que esto, reírte cuando alguno se cae. Y si haces esto, es que no sabes de qué va el juego más bonito del mundo, el deporte más apasionante, la película que más rápido pasa. De modo que no te hagas llamar aficionado al motociclismo, porque no lo eres.

Por último, la lección más importante que me ha enseñado este GP es que jamás se puede conseguir un objetivo sin luchar por él, y mucho menos sin encontrar el camino lleno de piedras. Así que no queda otra que pelear hasta llegar a ese objetivo, saltando, rodeando o pateando las piedras, pero sobre todo, no rindiéndose JAMÁS.


Próxima parada: GP de Alemania. Circuito de Sachsenring. ¡A seguir luchando, y sobre todo, dando gas!

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